El punto donde convergen los rayos de luz a través de una lente convexa se llama punto focal o foco. Cuando esto sucede, cuando se concentra un conjunto de luces en un mismo punto de una superficie se forma de inmediato la imagen nítida del objeto en distancias cercanas y es allí donde sucede el milagro.
La fotografía es una de mis pasiones, me ha regalado información valiosa que he podido aplicar a lo largo de mi vida en distintos momentos, sobretodo los más críticos donde la creatividad resulta un oasis que no solo incrementa la capacidad de adaptación al cambio sino que resuelve.
Los recursos fotográficos se aplican a la vida misma y se han convertido en elementos clave para solucionar alguna necesidad en mi desempeño gerencial.
La distancia, luz, enfoque, tiempo, movimiento, punto de vista, encuadre, recorte o re encuadre, técnica, soporte; lo poético y lo dramático.
La expresión fotográfica induce al autoconocimiento, y este a su vez nos permite visualizar alguna problemática y contarla con nuestra propia voz. La fotografía como la gestión necesita intención, estilo, contenido, composición y autoría. Necesita atributos particulares, caracteríztica, sello y gramática propia.
El arte sana y visibiliza. Cualquiera sea su expresión, fortalece el autoestima y rediseña la ruta. Las decisiones gerenciales son complejas y el arte estructura el propósito, te devuelve al punto donde convergen los rayos de luz, el foco.